Gerardo

 Gerardo Hernández Nordelo debería ser un hombre común, graduado de una digna profesión, casado hace 22 años, viviría felizmente con su familia y andaría las calles de su ciudad como cualquiera de los cubanos ciudadanos comunes…

Este es un hombre de los grandes, no para de crecer cada día en que hacen más crudo su encierro.

Lo más reciente que llega de este caso amañado, de uno de Los Cinco Cubanos Antiterroristas presos en cárceles de Estados Unidos, es que oficiales del Buró Nacional de Investigaciones (FBI) del país del norte, ordenaron, desde el 21 de julio último, el castigo en el llamado “hueco”, sitio a donde permanece totalmente aislado.

Gerardo es un hombre de 45 años de edad y hace más de una década que sufre del encierro, su salud ahora se deteriora y las condiciones infrahumanas a las que está sometido pueden acarrear problemas peores.

Quienes predican por el mundo el respeto a los derechos humanos los violan nuevamente y ahora arremeten contra la integridad física de un hombre honesto, valiente y valedor de nobles sentimientos.

Se multiplican las voces en clamor por la justicia, la verdad se abre paso, ineludible, y las personas con dos dedos en la frente en cualquier latitud del hemisferio se suman en defensa de la causa justa de Gerardo y sus compañeros. Tendrá que, inexorablemente, salir el sol y abrirse por siempre la celda para que Gerardo, como cualquier cubano de esta Isla, retorne como hombre común…