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La doctora…

La doctora… por Bárbara Vasallo


A la oficina de la redacción donde trabajo llegó la doctora. Venía impecablemente vestida, su bata, tenía un color especial, el blanco, límpido que es sinónimo de solidaridad y confianza.
Venía con la misión de ver nuestro estado de salud. El vecino consultorio donde trabaja esta profesional de la salud, ofrece la posibilidad a los trabajadores de su área de mantenernos en contacto. Algo favorable, que alivia preocupaciones, ante cualquier “fenómeno” el auxilio está cerca.
Fue afable, hasta cariñosa. Reconoció con su estetoscopio a los trabajadores, indicó análisis complementarios de laboratorio y ¡muy importante! a las mujeres el auto examen de mamas para prevenir ese mal que nos agobia, y que se ha convertido en la principal causa de muerte femenina: el cáncer de mama.
La doctora, entre sus numerosas tareas comunitarias, ahora agrega otra a su extenso plan de trabajo. El país está en alerta epidemiológica ante el virus de la Influenza A H1N1, que ya hace estragos en más de una treintena de países.
En los policlínicos mantienen guardias adicionales las 24 horas, preparados para atender a personas que pudieran llegar con el conocido “catarro”. La gente está tranquila y confiada, a diferencia de otras naciones, los cubanos cuentan con un sistema de salud que funciona, hay experiencia y recursos humanos bien calificados. A pesar del bloqueo que Estados Unidos impone a Cuba por casi medio siglo, también nos las arreglamos para tener los recursos necesarios para enfrentar la epidemia, si aparece con fuerzas por aquí.
Todo ello lo explicó la doctora con absoluta calma y dominio de lo que informaba.
Ella es una muchacha joven; pero responsable, formada en el sistema docente de la Escuela de Medicina Cubana, con principios éticos y humanistas.
Anaísa Salgado Mendoza, es el nombre de la doctora, pero ese es un detalle que no tiene importancia ahora, en ella vi a todos y todas los galenos cubanos, que en la Isla o fuera de ella conceden, en primer lugar, afecto e imprimen en cada una de sus consultas el sello inherente: confianza, solidaridad, humanismo…

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