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VUELAN LOS ANGELES

Aunque no es usual, propongo este material de un joven estudiante de periodismo en la Universidad de la Habana. Una pluma que promete.... aquí se los dejo...

 

Y en los ángeles, ángel soy

Por: Ariel Montenegro Valhuerdi

        Estudiante de periodismo

 “¿El pintar es una delicia de la fantasía, una ocupación noble, una protesta de la luz, una rebelión del alma fina contra la existencia grotesca, bestial, insípida, indigna de un pueblo que perece con lo mismo en que se hincha y deslumbra, porque no ama más que lo animal y perecedero? ¡A pintar pues los que tengan alma fina…!”José Martí 

Vuelan los ángeles por Matanzas, y vienen  a esconderse, huyendo del barullo de los transeúntes que no los notan y del insoportable calor veraniego, a esta guarida de duendes, hadas, faunos… y ángeles que es la Sala Celia Triolet del Museo Farmacéutico. 

Por casualidad entré a esta galería y descubrí que, como resistencia a la cotidianeidad, se enraíza aquí una exposición de losas cerámicas del artista de la plástica, hace mucho tiempo ya matancero, Sergio Roque.

A primera vista, Roque nos da, con colores pasteles, la energía positiva y la libertad que caracterizan su obra, donde ángeles eróticos, desprejuiciados y libres muestran los sentimientos más puros de la condición humana.

La presentación es (sin mostrar un mamotreto de luces inteligentes, en un saloncito que casi despeina por su escasa altura y con alrededor de diez obras, tal vez menos) un alarde de genialidad y madurez, donde vemos algo tan sublime como un ángel ser bajado a un marco con estilo propio e inconfundible, y algo tan insípido como un reloj de pared barato, diseñado para cumplir únicamente con su función, ser elevado a la categoría de arte.

Con todo esto ya basta para hacer la exhibición memorable, pero cuando creemos que ha terminado, allí, en la cuarta pared, la que nos queda a las espaldas al entrar está Él, al que los adjetivos le sobran porque lo disminuyen. Dos obras representando dos visiones del Apóstol concluyen el intenso recorrido.

En la primera, vemos un Martí entre hojas recordando su naturaleza espiritual y ubicado al fin donde se ve mejor. Pero luego nos llega un Martí sentado, desnudo y con alas: Un Martí ángel.

Esta figura recrea la verdadera esencia del mayor de los cubanos. Era realmente un ángel, como lo representa Roque, un ser desposeído y alado.

Gracias a Sergio por traernos al fin la visión más cercana de nuestro Héroe, hartos estábamos de formales trajes y espaldas quebradas cayendo de un caballo.

Raptos de luz como este son sólo visibles cuando las musas vuelan sin ataduras y el arte va más allá de los encargos de quienes no son artistas porque, como dijera el propio Martí, “La inspiración no acepta más que una ley: la falta de toda ley, la independencia.”   Roque ha cumplido con la verdadera misión del artista, ya que esta “no ha de dar la apariencia de las cosas, sino su sentido”, según el Maestro.

Logra pues, esta suerte de juglar de los pinceles, reconfortarnos y limar con su obra las asperezas y tabúes de nuestras almas, convirtiéndolas, cada vez más, en almas finas.

 

(Matanzas, ciudad situado a unos 120 km al este de La Habana)

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