Gracias por ser de verdad
Convencida de que su decoro y austeridad no gustan de halagos, pido permiso para, en este día especial, dedicarle un regalo.
Los periodistas tenemos algunas licencias, y en estas líneas van depositadas sinceridad y admiración de muchas personas en el mundo.
En el planeta mueren miles de pequeños diariamente de hambre y enfermedades, los que viven en Cuba tienen asegurada su alimentación, salud, educación y cultura. Desvelo suyo, porque, fiel continuador de los preceptos martianos, en la Isla que descansa en el Mar Caribe, nada es más importante que un niño.
En ciudades e intrincados parajes, en llanos y zonas montañosas, maestros, médicos, enfermeras, trabajadores sociales e instructores de arte fructifican cada día sueños y cruzan fronteras para llevar aliento y esperanza a otras naciones amigas. Claro, inspirados en ejemplos de más de 50 años de lucha por la sociedad justa.
El verde olivo, aún lo engrandece y las palmas hace tiempo le cedieron su hidalguía...
Entre los cubanos es como un padre o hermano mayor, para muchas personas en el planeta es mito y leyenda. Ni atentados, ni campañas pueden evitar su universalidad, la que obtuvo por derecho propio, al lado de los pobres de la tierra.
Eterno gladiador de estos tiempos, su voz sigue escuchándose en contra de la guerra, en defensa de la justicia y de la certeza de que es posible un mundo mejor.
Como 85 años no se cumplen todos los días, permítame, gracias a la licencia que me otorga la profesión, recordar unos versos de Carilda Oliver, que aunque acumulan ya casi seis décadas, parece que fueron escritos ayer en la noche...
“Gracias por ser de verdad,/ gracias por hacernos hombres, /gracias por cuidar los nombres que tiene la libertad... /Gracias por tu dignidad, /gracias por tu rifle fiel, /por tu pluma y tu papel, /por tu ingle de varón./ Gracias por tu corazón, /¡Gracias por todo, Fidel!.
6 comentarios
ivo mansilla -
Wladimir Ilich Lenin -
Porque decía mi abuela que es posible pasar a la historia como un famoso deportista, un relevante asesino, un guerrero irremplazable, un sanguinario tirano, un célebre pensador, un encumbrado soplón o un perfecto oportunista, se me hace difícil creer que de manera espontánea alguien me escriba un email solicitando un comentario sobre este ejemplar ojiazul, delgaducho, misterioso, solitario, y orgulloso de llevar nombre de emperador y apellido de barón: Julio César Díaz Garrandés.
Fue un chico que con desmedida aspiración al estrado pero sin sangre real, escudriñó en vidas ajenas y, a fuerza de esa integridad presumida por quien puede vender a su madre a cambio de una recompensa, obtuvo la felicidad al ser concubino de Nilsa Castro Espín, una hija del General, soltera y sedienta de amor, delgaducha y más bien sosa, digno ejemplo de quien logra transformarse de serafín en demonio por la influencia nefasta de un medio cruel, servil y en exceso adulador.
La ausencia de un padre Coronel de las FAR fallecido, más una relación de miedo y culpa con su madre, creó en el torpe y frágil joven Julio lo que Freud conceptualizó como Complejo de Edipo. Estudió en el pre universitario del Ministerio del Interior José Carlos Mariátegui, sus amigos lo recuerdan como un chico sonriente, latoso y carente de felicidad a quién llamaban El excéntrico en reposo. A partir de este momento se comienza a construir una suerte de historia falsa que le sirve para complicar o simplificar su vida.
Oficial con vicencias alucinantes
Olvidando que es mejor no jugar con la mentira sino dejarla en su lugar, viajó a París, Bogotá, San Juan, Miami y Nueva York, siendo un agente especial de la Seguridad del Estado cubana y -según él me contó- sirviendo como oficial de enlace entre miembros de la extinta Red Avispa.
Fue realmente impresionante escucharlo hacer historias con vivencias alucinantes que describían paseos en Bentley descapotable bajo una fachada operativa como cirujano plástico, su apasionado romance con una esplendorosa artista que por vergüenza no menciono, y el chantaje a que tenía sometido al ex oficial del G2 hoy conductor de un conocido programa del canal Cubavisión después de ser sorprendido con un travesti en la cama de una habitación preparada para un contacto especial En fin, quién sabe si esto es fantasía, payasada o realidad.
Lo cierto es que, al parecer, la chiripa lo liberó de ser atrapado por los chicos del FBI, y su misión terminó atrincherándose en La Habana, encerrado en el Vedado, en una casona colonial otrora casa de contacto y con enormes puertas de hierro, a unos pasos de la esquina donde se encuentra el garaje de 12 y 17.
Llegó a Cuba cabizbajo, porque es muy degradante pasar de las acciones sofisticadas de un espía a las maniobras sucias de un soldado. Movió antiguas influencias y resolvió hacer espionaje entre las filas del ICAIC (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos).
Con difraz de artista
Para entonces su disfraz cambió de doctor a documentalista, escritor, periodista e inversionista. Algo más de seis cifras fue el monto de las compras que hizo en equipos audiovisuales para un nuevo canal de televisión en la Habana. Pero un espía es un espía, no fueron pocos los informes escritos por Julio cuestionando la moralidad de su amigo Alfredo Guevara quien ni lento ni perezoso ripostó redactando un perfil que de manera magistral describía al señor Garrandés: Artista por evasión y escritor a tiempo perdido, este fantoche creído siente excesivo desprecio por los hombres de talento que no rinden tributo a su deformado arte.
Los truenos traen aguaceros, o cuando menos lloviznas. Como era de esperar, el enigmático Julio César, seductor de brazos cortos y uñas largas, salió echando del ICAIC y su misión mutó a la de empresario. Dispuesto a signar a filo de bayoneta en el libro Castro-Espín, conoció a Nilsa en el bar del Club Habana, se enamoró a primera vista y rápidamente decidió alternar su profesión de espía con el de enfermero curador de alcoholismo femenino. Limpió vómitos, recetó alka seltzer, sopa de pollo para matar la resaca, y después de 15 días montó a la novia en su corcel (Mercedes Benz E 320 de color verde botella) y terminó cumpliendo su ansiado sueño de hincarse frente al General.
Celos, intrigas, fuego entre concuños reales, lucha por el poder. Julio César, de 50 años, se encuentra secretamente retenido en un centro de instrucción para militares confiables. Presagio caos inminente, confesión escandalosa, nuevo cambio de estructura, disensión en el clan Castro Espín. Distante del estereotipo que nos ha legado el cine, la tele y la literatura; en un juego operativo entre espías y contraespías, es muy difícil saber cuándo ha llegado el final, el espionaje es el arte en que ganar no es triunfar.
Superman -
Roberton -
Pablo Milanés
29-08-2011
Edmundo,
Hace años estás intentando hacerme una entrevista sin éxito, hasta el punto de resultar insoportablemente insistente porque además, para colmo, en tu petición posteriormente iban tus entrevistas adjuntas, esas entrevistas que no tuve más remedio que clasificar como "correo no deseado", para al fin librarme de ellas.
En esa primera ocasión en que nos encontramos, ibas oportunamente mal acompañado y no tuve más remedio que pensar para mis adentros "Dios los cría ". No obstante te explicaré por qué nunca hubiera hecho una entrevista contigo: vi en ti, con mi intuición natural para esas cosas, las nueve señales del hijo de puta que son, no sé si sabes, clasificaciones que hizo Don Camilo José Cela, en su novela Mazurca para dos muertos y que ha llegado a ser, en la historia, famosa por su visión extraordinaria de lo que es un ser execrable a primera vista. Voy a mostrarte esas nueve señales que son:
1. Pelo ralo
2. Baja estatura y canijo
3. Cara pálida
4. Barba por parroquia
5. Manos blandas, húmedas y frías
6. Mirar huido
7. Voz atiplada
8. Pijo flácido y doméstico
9. Avaricia
Con esta referencia sobra decirte por qué nunca he confiado en ti.
Edmundo, tienes una forma de hacer periodismo que no es tal; coges a tus víctimas (a tus entrevistados), no los indagas, los cuestionas, los destrozas con una autoridad que no sé cuál ser poderoso te ha otorgado y terminas triunfante ante una persona apabullada por el terror de tus palabras que recuerdan un viejo estilo autoritario, ridículo y obsoleto. Esa es a mi juicio la esencia de tu programa.
Cuando leí tu panfleto mi primera reacción fue ver a una niña en la pubertad, asombrada y ruborizada ante su primera menstruación, miedosa de cometer pecado ante una manifestación natural de su desconocido organismo. Esa fue la primera impresión, pero la segunda, fue más solemne y peligrosa: me di cuenta de que no solamente eras todo lo que yo había pensado, sino más aún, estabas ingresando en ese grupo selecto de la ultraderecha miamense que no admite reconciliaciones, críticas y que cuyo único neolítico gesto es romper discos con aplanadoras. Tú, al igual que ellos, no quieres amor, quieres odio, tú al igual que ellos, no quieres reconciliación, quieres rencores y desunión, tú en suma, no quieres al pueblo cubano, ni de allá ni de acá. Edmundo, tú no quieres a nadie y no me hubiera extrañado verte en esa enorme turba gritando "Abajo, abajo", donde sin duda alguna hubieras sido bien recibido.
Has insinuado que la prensa de Miami y España se aprovecha y utiliza mis palabras en vez de beneficiarme de ese espacio para arremeter contra el imperialismo. Edmundo, estás equivocado, soy yo el que me sirvo de esos periódicos para que difundan las entrevistas que en Cuba me están negadas y que sueño con que aparezcan en el Granma y las lea todo el pueblo y que un solo periodista, uno solo de los tantos miles que hay en la isla, tenga lo que hay que tener para dar a conocer lo que tantos años llevo expresando; es más, como un punto de partida planteo que tu panfleto y esta carta se publiquen en el Granma y que el pueblo las lea, piense, sepa discernir por si mismo, y de una vez, dónde está la verdad y vayamos por el camino de las libertades individuales que tenemos que rescatar y que tú con tu actitud estás negando.
A mi regreso a La Habana y en concordancia con el párrafo anterior, le digo por este medio a la intelectualidad cubana, a los artistas, a los músicos y a los altos cargos del Estado, que no me susurren más al oído: "estoy de acuerdo contigo pero imagínate!". Yo no estoy arrepentido de incinerarme solo en mi actitud, pero es triste y vergonzoso que haya un silencio cómplice tan funesto como tu manifestación, Edmundo. Estas dos conductas, una en Miami y otra en La Habana, increíblemente al final convergen en su propia contradicción.
Sobre la intelectualidad miamense que comentas que me ha apoyado en sus artículos, te diré que no tengo absolutamente ningún miedo ni prejuicio en recibir una frase amable y receptiva. No soy su compañero de viaje, pero Edmundo, me gusta sumar mientras que a ti te gusta dividir porque de eso vives, para eso estás en esta ciudad.
También te has atrevido a decir que he mal influenciado a artistas del talento y el prestigio de Serrat, Sabina, Víctor Manuel y Ana Belén. No hay duda de que en este terreno también eres un ignorante, debías de saber que Joan Manuel Serrat es uno de los hombres más admirados por su entereza, caballerosidad y su limpieza durante toda su vida, y su posición ante el franquismo arriesgando su carrera y su vida, lo llevó hasta la cima de la dignidad. Que Joaquín Sabina, que a los 23 años se exilió a Inglaterra en su oposición a Franco y a su propio padre, es uno de los artistas más sinceros y honestos que conozco (esto lo sabe bien Fidel) independientemente de su talento. Que Víctor Manuel y Ana, antes de nacer tú, y andar por esos rumbos inciertos, que todos conocemos, para llegar a ser el extremista que eres hoy, pertenecían al Partido Comunista de España, en la época de Franco, y eso, Edmundo, les pudo costar la vida. Esas personas que tú no has respetado, tienen talento propio, criterios propios y no se dejan influenciar por nadie, al contrario porque son ciertamente su talento y sus principios los que han influenciado a medio mundo.
Edmundo, mis 53 años de militancia revolucionaria me otorgan el derecho, que muy pocos ejercen en Cuba, de manifestarme con la libertad que requieran mis principios y esa libertad implica que no tengo ningún compromiso a muerte con los dirigentes cubanos, a los que he admirado y respetado, pero no son Dioses, ni yo soy fanático, y cuando siento que puedo hacer un reproche y decir no, lo digo, sin miedo y sin reservas. Cuando veo que unas señoras vestidas de blanco protestan en la calle y son maltratadas por hombres y mujeres, no puedo por menos que avergonzarme e indignarme y, de algún modo, aunque no estemos de acuerdo absolutamente, solidarizarme con ellas en su dolor; porque lo más vil y lo más cobarde puede ser que una horda de supuestos revolucionarios ataque despiadadamente a estas mujeres. No hay ningún código que defienda eso en el mundo, es más, la violencia de género se queda corta al ver esas salvajes manifestaciones. Estos dos conceptos que te he expresado, pero tú no has entendido no hay duda de que estás en tu época de infantilismo revolucionario, no implica que esté en desacuerdo con Fidel y tampoco implica que esté de acuerdo con las Damas de blanco. Pero tú vas al blanco o al negro, (más al negro que al blanco) y no tienes matices y los años irremediablemente te van a hacer aprender lo que es un verdadero revolucionario o inexorablemente vas a ingresar en ese mundo en el que he visto a tantos como tú, vagando, perdido en la nada.
Edmundo, ayer creo que sufriste un revés que no te apliqué yo precisamente, sino los varios miles de personas que asistieron a un recital, carísimo para su bolsillo en crisis, demostrando que es posible el amor, que si anteayer decían "No" y ayer decían "Tal vez", hoy dijeron "Sí", un sí contundente, más fuerte que tus sucias y ofensivas palabras.
Edmundo, te invito a que cojas tus maletas y regreses a tu país y allí tengas el valor de denunciar todo lo malo que veas, porque Edmundo, te advierto, esa lucha sí es dura y no te calles como esos miles periodistas de allá, cómplices lamentables del silencio.
En muchas ocasiones he dicho que me sentaré en el portal de mi casa para ver pasar el "cadáver" de mis enemigos, ahí te espero.
Solamente te exijo una cosa: saca mi nombre definitivamente de tu boca irrespetuosa y falsa, son demasiados los méritos que me ha otorgado el pueblo para que un desalmado como tú los manche con sus sucias palabras.
Pablo Milanés
Miami, 29 de agosto de 2011
Carlos -
Roberto Retamar -
http://www.ddcuba.com/derechos-humanos/6605-la-habana-comida-para-el-pueblo-exigen-dos-damas-de-apoyo-en-cuatro-caminos#comments
http://www.ddcuba.com/multimedia/video/una-multitud-sigue-las-detenidas-hasta-una-unidad-de-la-pnr
http://www.ddcuba.com/derechos-humanos/6567-sara-marta-fonseca-el-fin-de-nuestras-protestas-es-que-un-dia-el-pueblo-se-nos
y los videos
http://www.youtube.com/watch?v=Ki2yAnSQnQg&feature=player_embedded
http://www.ddcuba.com/multimedia/video/protesta-de-ivonne-malleza-y-rosario-morales-en-cuatro-caminos
http://www.ddcuba.com/multimedia/video/la-detencion-de-malleza-y-morales
http://www.ddcuba.com/multimedia/video/una-multitud-sigue-las-detenidas-hasta-una-unidad-de-la-pnr
http://www.ddcuba.com/multimedia/video/protesta-ante-una-unidad-de-la-pnr-por-el-arresto-de-malleza-y-morales
ENVIEN TAMBIEN ESTAS COSAS DENTRO DE CUBA.