¡Que pare el sol!
Iré a Santiago, escribió Federico García Lorca con pasión de poeta, y no es la única obra literaria dedicada a la Ciudad Héroe de Cuba.
Bardos, músicos y pintores dejaron para la historia bellas piezas en las cuales destacan belleza, hospitalidad e historia de la urbe que celebra este año su aniversario 495.
Hasta Santiago de Cuba llegó el Coro Infantil Astro Rey, de Cárdenas, también de cumpleaños, pues hace una década nació a propósito de los proyectos de Cantorías Infantiles instituidos en el país.
Luego de sortear vicisitudes lógicas de estos tiempos que corren, los integrantes de Astro Rey cumplieron uno de sus sueños: Cantar en el cuartel Moncada, sitio emblemático, protagonista del inicio de la última etapa de la lucha de los cubanos por la libertad, y a donde fueron jóvenes de la Generación del Centenario a demostrar la vigencia de la obra Martiana.
La Granjita Siboney, la sala pequeña del Hospital Civil Saturnino Lora, sitio donde Fidel pronunciara el alegato La Historia me absolverá y el Cementerio Santa Ifigenia, donde reposan los restos sagrados de numerosos hijos de la Patria, fueron sitios en los cuales niños y niñas de la agrupación vocal dejaron canciones colmadas de lirismo.
Una premisa de estos colectivos corales en Cuba, lo es siempre, además de aprender a interactuar en colectivo y a cantar, compartir valores para enriquecer el espíritu, amar la naturaleza y beber de la historia para ser mejores seres humanos. Por estos días del mes de julio, cuando en Santiago de Cuba la temperatura se eleva, no sólo por el intenso calor del Caribe, sino por la cercanía de la efeméride, la coral cardenense recorrió sus calles, rindió homenaje al maestro a donde no falta la bandera, flores, ni el rayo de sol, fue a la fortaleza de la esperanza y vio a Frank País, tan joven y apuesto, multiplicarse en cada hombre y mujer que impulsa una obra noble. Estos niños y niñas, de vacaciones escolares, unen sus voces para cantar, porque el canto alegra y contagia.
“!Qué pare el sol! si puede parar…” dice un fragmento de la canción infantil que da nombre al colectivo que por diez años ofrece arte. Y ellos, empinados, con brillo en los ojos, vestidos de paz y afinados concluyen la estrofa: “pero mi alegría no se detendrá”.
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