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Con cuerdas y mástiles en la Ermita de Monserrate

Con cuerdas y mástiles en la Ermita de Monserrate Nuevo espacio trovadoresco en el emblemático sitio

La Ermita de Monserrate, totalmente restaurada y situada en la zona más alta de la ciudad de Matanzas, regala renovadas propuestas culturales y aprovecha el encanto de vitrales, acústica y entorno natural en aras de la música.
Desde hoy sábado y hasta el venidero 28, es sede de los Conciertos Corales de Primavera a cargo del Coro de Cámara de Matanzas y sus numerosos invitados.
Pero este viernes abrió sus puertas a un espacio de la trova, con el concierto del creador Carlo Fidel y sus temas jóvenes, frescos e inteligentes.
El cantautor, estudiante de Ingeniería Civil en la universidad Camilo Cienfuegos de Matanzas, a unos 100 kilómetros al este de La Habana, enunció piezas cuyos tópicos abarcan sentimientos tan nobles como el amor, la nostalgia, hasta el reflejo de lo ocurre en el mundo de colegial comprometido con su tiempo.
Gilberto Grasso le hizo compañía y ejecutó una especie de segunda guitarra, bien recibido por el público, mayoritariamente joven, y aplaudido por el virtuosismo de cada una de las interpretaciones, en las que manifiesta dominio armónico del instrumento.
Grasso, graduado del Instituto Superior de Arte, es genuina muestra de la nueva generación de músicos, capaces de conquistar al auditorio e inspirar respeto por su talento y modestia.
Carlo Fidel, con esta propuesta, especie de brisa primaveral en la vetusta instalación de sobria arquitectura colonial, inaugura el espacio trovadoresco en el complejo cultural.
La Ermita de Monserrate, recibirá los segundos viernes de cada mes a trovadores del proyecto Mástil de Guitarra en la llamada Atenas de Cuba, tal vez lleguen hasta las afamadas Alturas de Simpson otros juglares a regalar canciones y versos.
Mientras tanto esas tardes, a las cinco, con el sol aún detenido antes de echar andar para desaparecer al horizonte, hasta el valle del Yumurí, espléndido y extendido en su gama de colores, llegarán aplausos y música, siempre entre cuerdas y mástiles.

9 comentarios

anonimo -

"Aquí estoy en mi blog. Es mío y nadie puede quitarmelo, a no ser que a Google no le convenga lo que escribo en él..."

Barbarita, quien paga por tu acceso a internet? Quien paga por el mantenimiento del blog? Quien te dio la computadora? etc,etc,etc. Realmente te crees tu que "nadie" puede quitarte el blog? Eres realmente tan inocente?
Usted estara ecribiendo en "su" blog mientras hable y publique lo que ellos le orienten y con la optica que ellos le orienten, que quizas, en el mejor de los casos para usted, coincide con la vision suya o en el peor, es solo doble moral. Pero usted sabe que en el momento que decida "independizarse" le quitan todo y la dejan en la calle.
Si eso le ocurre, aviseme y yo le mando una computadira de uso, pues no soy rico, y le mando algunos dolares para que pueda ir a un hotel y conectarse como hacen los no-oficiales (por 5 cu la hora) Pero cuidado pues aun asi el estado todo poderoso le puede incautar la compu, el dinero y meterla en prision por 25 anos o mas por mercenaria mia.
Buena suerte!

barbarisima -

Repondo por pasos a los comentarios.
Me alegro que les motive visitar a la Ermita, quedó preciosa, obtuvo el premio de la Unión de Arquitectos de Cuba.
La actividad de Roberto, fue en la Casa de los Periodistas de Matanzas, durante su peña Debate Abierto que realiza los último jueves de cada mes. El kake se comió en la casa de la UPEC. Los que se le regalaron se los llevó él para su casa y los compartió con su familia, como es lógico.
Y por último, no tiene nada que ver este trabajo de la Ermita de Monserrate con los presos políticos, las damas de blanco ni nada que se parezca.
Aquí estoy en mi blog. Es mío y nadie puede quitarmelo, a no ser que a Google no le convenga lo que escribo en él...
Gracias por leer y sobre todo, por escribir

anonimo -

Pedro Argüelles Morán
Grupo de los 75, Prisión provincial de Canaleta, Ciego de Ávila

Desde día atrás se viene hablando y especulando sobre la posible excarcelación de nosotros, los integrantes del grupo de los 75 que aún permanecemos secuestrados como rehenes del totalitarismo castrista. Si las libraciones se hicieran realidad no será debido a ningún gesto humanitario ni de buena voluntad del régimen comunista cubano, no, no, no. Si no que serán resultado del trágico martirio de nuestro compañero de lucha Orlando Zapata Tamayo, del valeroso altruismo de nuestro caro hermano de la disidencia interna Guillermo Coco Fariñas, de esas ejemplares hermanas que son las Damas de Blanco y sus correspondientes Damas de apoyo y –por supuesto- debido a los propios errores y horrores del régimen castrista.

Personalmente no tengo como lo más importante mi posible liberación o la continuidad de mi condena, sino –y esto sí es trascendental- el establecimiento de un marco de total respeto a los derechos inherentes a la libertad de la persona humana, para todos los cubanos. Precisamente tratando de alcanzar ese objetivo nosotros terminamos en las ergástulas comunistas, por nuestra pacífica lucha a favor de la verdad, la libertad, la justicia, el amor y para que prosperara en nuestra patria el estado de derecho. Yo gustoso quisiera ser el último preso político de conciencia en la mayor de las Antillas, pero sin olvidar en estos momentos la paradigmática sentencia de nuestro Titán de Bronce “la libertad no se mendiga, se conquista con el filo del machete”.

carlos Alvarez -

Que pasa Barbarita, te quitaron el blog?
No te dejan debatir o se te acabaron los argumentos como en la entrada de tu central azucarero.

anonimo -

En la segunda mitad de la década de los ochenta, Raúl Castro ya sabía que el sistema comunista era tremendamente improductivo. La isla, pese al enorme subsidio soviético, se hundía progresivamente en la miseria. Entonces le dio por pensar que la clave del desastre económico cubano se debía a la pobre gerencia de la burocracia gubernamental, se volvió un defensor de la tecnocracia y creyó que arreglaría el sistema comunista con las herramientas del capitalismo. En consecuencia, mandó varias docenas de oficiales del Ejército a formarse en buenas instituciones educativas del mundo capitalista dedicadas a difundir estudios empresariales.

Cuando Gorbachov, por aquellos años, asumió la jefatura del Kremlin, Raúl se enamoró de los cambios iniciados por el soviético y completó su receta: una buena gerencia, unida a una profunda reforma del Estado, con especial énfasis en la descentralización, servirían para salvar el comunismo. Hizo traducir el libro Perestroika y lo repartió entre muchos de sus oficiales. El iba a rescatar el sistema y a resolver un enigma que lo dejaba perplejo: por qué unas sociedades con tanto capital humano --abundaban las personas bien educadas y saludables-- eran tan improductivas.

Raúl Castro, al fin y al cabo, tenía razones para sentirse optimista y confiado: bajo su dirección las Fuerzas Armadas cubanas se habían convertido en el noveno ejército del planeta y habían triunfado en Angola y Etiopía. Desde su perspectiva de ministro de Defensa (entonces ya llevaba un cuarto de siglo en el cargo), de la mano de Moscú aquella pobre islita, que generaba tan poca riqueza, se había transformado en una potencia militar de rango mundial. Quien había llevado a cabo esa proeza muy bien podía realizar la otra: desarrollar a Cuba en el terreno económico. Raúl no entendía que destruir un puente a cañonazos era infinitamente más fácil que construirlo.

Gorbachov padecía el mismo error de Raúl: era un apparatchik inteligente, experto en cuestiones agrícolas, y conocía las deficiencias del Estado comunista. Sabía lo que funcionaba mal y creía que podría corregirlo con una mezcla de reformas y gerencia sofisticada. Le molestaba escuchar que su enorme país, con más del doble del tamaño de Estados Unidos e ingentes riquezas naturales, era despectivamente calificado como ``Bangladesh con cohetes atómicos''.

Poco antes del derribo del Muro de Berlín en 1989 y de la disolución de la URSS en 1991, ya Gorbachov, no sin cierta melancolía, había descubierto su error fundamental: el sistema no era reformable. Sencillamente, el colectivismo estatista, dirigido y planificado por los burócratas del Partido, conducía al empobrecimiento creciente y no lo podían salvar los tecnócratas, aunque estuvieran muy bien intencionados. Si lo que se buscaba era desarrollo, competitividad y prosperidad para las masas, había que olvidar la utopía comunista e imitar a las naciones situadas a la cabeza del planeta.

Raúl Castro está hoy exactamente en el mismo punto en el que se encontraba Gorbachov a fines de los ochenta. La producción de azúcar ha caído a niveles de hace más de cien años y el país, en plena degradación material, ni siquiera puede alimentarse. ¿Por qué? Por seis razones que no puede resolver con el modo comunista de producción:

1. Sin una moneda fuerte que mantenga su valor y poder adquisitivo las transacciones económicas son como arar en el mar.

2. Sin propiedad privada, los individuos no conservan la riqueza material creada ni se esfuerzan en crear más. El ``bien público'' es una risueña fantasía. Sin empresa privada no hay desarrollo.

3. Sin un sistema de precios regidos por la oferta y la demanda es imposible asignar eficazmente los recursos disponibles. Los precios fijados por el mercado son el lenguaje con que espontáneamente se expresa la economía. Esto no es un caprichoso dogma ideológico sino una observación mil veces confirmada en el mundo real.

4. Sin libertad económica y sin reglas claras que faciliten la creación de empresas, obstaculicen la corrupción y premien el ahorro y la inversión local y extranjera, jamás se dará la generación de riquezas de forma sistemática.

5. Sin un ordenamiento jurídico y un poder judicial eficaz, equitativo e independiente que resuelva los inevitables conflictos, castigue a los culpables, proteja los derechos de las personas y dé seguridades, no es posible el sostenimiento de una sociedad próspera.

6. Sin transparencia y rendición de cuenta de los actos de gobierno, y sin funcionarios colocados bajo la autoridad de la ley, guiados por la meritocracia y legitimados en elecciones periódicas, tampoco se consigue alcanzar unas cotas decentes de desarrollo.

¿Está listo Raúl Castro para admitir estas amargas verdades o prefiere seguir poniendo parches inútiles que no evitan el hundimiento de la nave? En su momento, Raúl dijo que no lo habían ``elegido'' para enterrar a la Revolución, sino para mejorarla. A estas alturas ya sabe que eso es imposible. Es el mismo dilema que Gorbachov debió enfrentar: o renuncia al disparatado modelo comunista o se empeña en mantenerlo y destroza a Cuba aún más. Hasta ahora todo indica que Raúl prefiere morir en el error aunque les deje a los cubanos un país en ruinas. Eso se llama ensañamiento.

anonimo -

La gobernadora del estado de Arizona, Jan Brewer, promulgó recientemente una ley para combatir la inmigración ilegal. En Cuba, hace tiempo que existe un decreto similar, con la salvedad de que los potenciales afectados son ciudadanos nacidos en el territorio nacional, y no mexicanos, como sucede en aquel estado.

Allá se le conoce como Ley SB 1070, aquí lleva el nombre de Decreto- Ley 217. Permanecer fuera del lugar de residencia sin el correspondiente permiso, expedido por las autoridades policiales, representa un quebrantamiento de las disposiciones establecidas.
El otorgamiento de la licencia temporal para habitar en una dirección que no sea la que figure en el carné de identidad, puede no ser concedido si así lo estiman los responsables de supervisar un decreto que ha afectado a miles de cubanos desde su aprobación, hace más de una década. O sea, que la autorización forma parte de un proceso donde a menudo intervienen prejuicios personales, entre otras aberraciones, a partir de las interpretaciones de los funcionarios.
Según los creadores del engendro jurídico que penaliza la estadía en Ciudad de La Habana de las personas que habitan fuera de sus límites, si no se someten a las regulaciones aprobadas por las instancias pertinentes, la ley 217 se fundamenta en la necesidad de detener el traslado masivo de ciudadanos hacia la capital en busca de mejores condiciones de vida.
Son varios los medios coercitivos utilizados contra los infractores. Uno de ellos es la detención durante varios días en cualquiera de las decenas de penitenciarías que funcionan en La Habana, para posteriormente ser objeto de un embarque forzoso en tren, rumbo a algunas de las localidades cercanas a sus lugares de origen. En el viaje de retorno soportan vejaciones, entre otros excesos, a partir de su inclusión en la categoría de expulsados.
También dentro del arsenal de la policía para castigar a los desobedientes, aparecen las multas y hasta condenas a prisión por el delito de desobediencia. He tenido la oportunidad de conocer a decenas de personas que han sido afectadas por esta ley, siendo residentes permanentes de la capital. Su presunta transgresión se basó en quedarse a dormir en casa de un familiar por espacio de varios días sin el consentimiento de las autoridades. En estos casos, el castigo se extendió al anfitrión, por dar cobija a personas que no aparecen en los registros de dirección, donde están anotados los nombres de los miembros de los núcleos familiares que habitan en la cuadra.
Podría parecer una invención, pero en las dictaduras totalitarias suceden cosas inexplicables a partir del análisis basado en la lógica elemental. Para quienes conocen estas anormalidades, la reciente declaración de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional del Poder Popular, criticando los efectos discriminatorios y arbitrarios de la Ley SB 1070, resulta un acto de desvergüenza e hipocresía.
Por quedarme a dormir con mi esposa en la casa de su tía fue que conocí la ley 217. Tres multas y la amenaza de ser llevado a los tribunales si continuaba incurriendo en el “delito”. Aunque ya ha pasado bastante tiempo desde que tuvieron lugar esos incidentes, no olvido las penalidades sufridas por tal decisión. Para colmo de males, todavía la injusta medida forma parte del cuerpo legal de la nación.

anonimo -

Hoy, 20 de mayo, se cumplen 108 años del inicio de la República de Cuba, inaugurada en el antiguo Palacio de los Capitanes Generales, actual Museo de La Habana, como resultado del proceso histórico que condujo a la independencia del dominio colonial de España (1511 a 1898) y la ocupación militar de los Estados Unidos (1899-1902), nación que contribuyó al triunfo del Ejército Libertador, asumió el saneamiento del país y dictó un conjunto de leyes en torno a la enseñanza, el sistema de gobierno y otras esferas de la vida insular, modificadas de forma drástica a partir de 1959.
Medio siglo después del desmontaje de la República vale la pena hurgar en las estadísticas del pasado, pues arrojan algunas luces sobre los problemas del presente insular, aquejado por décadas de improvisación, verticalismo político, adoctrinamiento ideológico, dependencia externa, indolencia social y corrupción generalizada.
El sumario de datos compilados por el doctor Manuel Cereijo indica la evolución del uso de la tierra, la división de los cultivos, la ocupación de fincas agropecuarias (159,958, con una superficie de 676,390 caballerías); las industrias (33,384 fábricas) y comercios (65,872), la fuerza laboral (1 millón 214 mil 770 obreros) y el monto de la economía en 1958, cuando la reserva de oro y valores convertibles ascendía a 373 millones, el tercero en Latinoamérica, mientras el ingreso per cápita (520) y el presupuesto del Estado (400 millones) encabezaban la región.
Las cifras impresionan si la comparamos con la población de entonces (6 millones) y la involución productiva posterior, cuando la población es casi el doble y dos millones viven en el exilio. La disminución de los cultivos, de reses y leche y el salario promedio anual avalan el descenso y confirman la necesidad de volver a liberar las fuerzas productivas e incentivar la iniciativa privada.
La Cuba de 1958 poseía 6 millones de cabeza de ganado vacuno y exportaba carne; producía 980 millones de litros de leche y disponía de 7 plantas de producción de leche enlatada y 55 de mantequilla y queso. La producción de arroz ascendía a 181,200 toneladas métricas y cubría el 55% del mercado nacional, seguida de cerca por los cultivos de maíz, garbanzo, viandas y frutas; mientras la siembra y elaboración de café (1 millón 342 mil 000 quintales) y de tabaco (91 millones 527 mil 245 libras en rama) superaban la actual, al igual que el consumo de pollo, huevos y pescado, ascendente a 2 mil 800 calorías diaria como promedio personal, segunda en la región. El trabajador agrícola era el segundo mejor pagado en América Latina y el séptimo en el mundo.
Al evocar el aniversario de la República, período comprendido entre el 20 de mayo de 1902 y el 31 de diciembre de 1958, es preciso reconstruir la memoria, manipulada por quienes permanecen en el poder desde 1959.
Recordemos que Cuba produjo en la zafra 2009-2010 menos azúcar que en 1905, mientras que en 1958, según Cereijo, disponíamos de 161 centrales, el 75 % (121) en manos de los cubanos, con una producción de 5 millones 613 mil 332 millones de toneladas y 230 millones 684 mil 742 galones de melaza, destinados al consumo interno y la exportación.

En ese período, el transporte ferroviario insular disponía de un kilómetro de vía por 8 kilómetros cuadrados, con 18,059 Km en total, el primero a nivel mundial dada la extensión del país. La nación poseía 4,500 ómnibus, 45,250 camiones, 140,297 automóviles privados, uno por cada 27 habitantes, equivalente al tercero en el hemisferio, así como 6,000 km de carreteras.
Los datos del sector de las comunicaciones demuestran también el desarrollo alcanzado hasta 1958, cuantificable en 191,500 teléfonos, uno por cada 27 habitantes; 160 radio estaciones; 400,000 televisores, uno por cada 17 personas; 23 estaciones de televisión, 600 salas de cine, 58 periódicos al día y 126 revistas semanales, ocupando entre el primero y el tercer lugares regional en tales servicios. En el turismo, la capacidad hotelera ascendía a 12,067, con 6,552 habitaciones y 700,000 visitantes extranjeros al año.

La salud era privada pero existían centros de emergencias, clínicas mutualistas de precios asequibles y sociedades benéficas que asumían los costos de los asociados. El país disponía de más de 6,500 médicos y 100 hospitales con una cama por cada 170 habitantes, el primero en América Latina. La mortalidad infantil (37,6%) era la más baja en la región, aunque entonces, como ahora, había enfermedades que laceraban a la población, principalmente en zonas rurales.
Las estadísticas del pasado republicano desmienten las falacias escritas sobre esa etapa. No fue un tiempo de glorias, sino de tensiones, luchas y reestructuración nacional. La sociedad transitaba desde su propia dinámica, sin penalizar a quienes contradecían el discurso de las élites, por cuyas rendijas se colaron los más laboriosos y creativos, dada la existencia de alternativas que aliviaban la insatisfacción de obreros, estudiantes y otros sectores, nucleados en sindicatos y asociaciones independientes del gobierno.

anonimo -

Yo tambien la recuerdo. Aca tenemos la hermita de la Caridad y tambien es preciosa.
Barbarita, te gusto el cake de la actividad en casa de Robertico? Se veia rico!!!

Hector L Morales -

Siempre es grato conocer cosas buenas de nuestra inseparable tierra.En estos dias habia leido la entrevista al arquitecto que dirigio la reconstruccion de la Ermita - por cierto familiar mio - Me senti alegre muy alegre pues miraba desde hace anos con tristeza esa edificacion casi en ruinas y me molestaba.Hoy al ver las fotos y conocer de las actividades que alli se desarrollan me dan muchisimos deseos de asistir a ellas.