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LA GRAN FORTUNA DE FIDEL CASTRO

LA GRAN FORTUNA DE FIDEL CASTRO

   La mirada de aquel hombre humilde procedente de las tierras explotadas de Latinoamérica que estuvo apagada por más de 30 años, y ahora se alumbra gracias a la Operación Milagro, humanitario programa de devolver la visión a personas que ni siquiera lo soñaron antes...

   Aquellas miles de vidas salvadas en tantos sitios del planeta, como en Pakistán, a donde llegaron galenos cubanos sin medir la intensidad de la hecatombe y consagraron empeños en entregar amor por encima de vendas, medicinas, cirugías y oxígeno... 
   El placer en los rostros curtidos de los habitantes del Amazonas y de otros tantos rincones mundiales cuando por primera vez escribieron su nombre y leyeron los titulares de los periódicos...

   Los presentes y futuros médicos que llevarán, hasta cualquier sitio olvidado en la geografía del convulso orbe, conocimientos, desinterés, esperanzas y sueños a los más necesitados...
   La Revolución Energética en Cuba, estrategia lúcida que beneficia a millones de habitantes, revierte ganancias, recupera la economía, a pesar de ese engendro de bloqueo soportado de pie por cubanas y cubanos durante casi medio siglo...
   Cada sonrisa de los niños ante el descubrimiento de las tecnologías en todas, absolutamente todas, las escuelas cubanas, que avanzan pese a las amenazas, groseras provocaciones y calumnias repetidas con saña por las transnacionales de la información...
   El privilegio de haber hecho una Revolución liberadora y construido una sociedad de justicia y equidad en las propias narices del imperio más brutal y de sobrevivir a cientos de planes de atentados organizados, financiados y apoyados por la agencia de inteligencia más poderosa de la tierra... 
   Alegrías por cada logro en esferas como la ciencia, cultura, deporte y economía... 
   Los 80 años plenos de energía, incansable en la batalla por un posible mundo mejor, imprimiendo ejemplo, bondad, sin exigir nada a cambio...
   El abrazo del hombre y mujer del pueblo, las palabras de aliento, la simpatía y el cariño que siempre irradia su presencia, ignorar los riesgos y el peligro, y desafiar vientos huracanados para estar junto a su gente...
   Ahí, en esos y en tantos otros argumentos imposibles de reflejar en un par de cuartillas radica la verdadera fortuna de Fidel Castro.

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