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La rumba de luto en Cuba

La rumba de luto en Cuba Los tambores no cesaron de repiquetear, por momentos eran lamentos por la pérdida de alguien que supo tocarlos con absoluta entrega y fidelidad, en otros la rumba, después el toque a Changó, los coros, el sagrado Batá…
El barrio de la Marina, en las márgenes del río Yumurí en Matanzas, a unos 100 kilómetros al este de La Habana, despidió al mediodía de este jueves a Jesús Alfonso Miró, uno de los más grandes rumberos, percusionista y compositor de todos los tiempos.
Justo en el sitio donde hace casi 57 años nacieron los afamados Muñequitos de Matanzas, el féretro fue llevado en hombros.
En La Marina se juega dominó, bebe ron, permanece abierto un consultorio del médico de familia, se baila rumba, suena un teléfono celular, se toca un bembé o se rinde culto a los ancestros. Allí le dijeron adiós, en concentración popular a Jesús Alfonso.
Desde el año 1967 Jesús se desempeñaba como el director musical de Los Muñequitos y fue “el quinto” que retumbó en escenarios de Bélgica, México, Estados Unidos, Colombia, Venezuela, España, Canadá, desde el Occidente hasta el Oriente en esta Isla y otras naciones.
Para Vivian Ramos, bailarina de la agrupación afrocubana desde los seis años de edad, hoy consagrada en el género, Jesús deja impronta y de ahora en lo adelante Los Muñequitos llegarán más lejos y sus ritmos ancestrales cobrarán más fuerzas, porque siempre los acompañará.
Freddy, actual quinto y también compositor de Los Muñequitos de Matanzas, hijo mayor de Alfonso secó lágrimas para afirmar que su padre trasmitió ímpetu y confianza a la hora de ejecutar el difícil instrumento de percusión.
Jesús Alfonso fue maestro en las montañas cubanas durante la campaña de alfabetización en Cuba, hombre cabal, padre, portador de la regla de Osha en la religión afrocubana, y percusionista y compositor por excelencia.
Fiel al legado de la rebeldía trasmitida por los negros esclavos, y de la luz redentora que acabó con la explotación en la Isla, hace medio siglo.
Entre el incansable toque de los tambores, en la necrópolis local, la tierra acogió al rumbero. El barrio de La Marina, a orillas del río Yumurí despidió a unos de sus hijos. La rumba está de luto en Cuba. Mañana volverá por los ancestros…

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