Roberto, hombre de permanente debate abierto

No acostumbro a publicar elogios, no es mi estilo, prefiero llamar las cosas por su nombre y punto.
El tema que me ocupa es diferente. Roberto Pérez Betancourt es un periodista cubano por los cuatro puntos cardinales. Profesor de generaciones de colegas y hombre capaz de expresar verdades sin tapujos.
Debate Abierto, su weblog, se encarga de demostrar con argumentos y pies en la tierra la realidad que viven los cubanos, la supervivencia del pueblo a casi medio siglo de injusto bloqueo económico impuesto por la gran potencia norteamericana.
Todo ello de una manera explícita, investigación mediante, sabiduría académica y la valentía necesaria.
No es una sociedad perfecta, como diría la canción, pero al periodista le es inherente “husmear” en lo que anda mal para criticarlo oportunamente y sugerir soluciones, no es criticar por criticar, es hacerlo de manera entendible y en eso, Roberto tiene palabra de ley.
Temas profundos de la economía, la sociedad, política, los lleva con acierto. Dispuesto a expresar su opinión, sugerir un consejo, “hacer talco” a un material en edición que caiga en sus manos, y saborear el mejor chiste con una cerveza.
Suele verse su firma en Kaos en la red, sitio de la Internet en el cual escriben mucha gente buena y mala, y él con fina ironía es capaz de desarmar la más sucia de las patrañas en contra de la Isla.
No hay un medio de prensa de Matanzas, ciudad de tradición cultural situada a unos 100 kilómetros al este de La Habana, en el cual Roberto no tenga presencia. Artículos de ciencia, tecnología, comentarios actuales, aparecen frecuentemente y son bien recibidos por lectores, oyentes o televidentes.
Verdadero especialista en el caso de Los Cinco Héroes Cubanos Antiterroristas presos en Estados Unidos. Horas y horas de estudio y análisis de las controvertidas leyes norteamericanas, del proceso amañado en Miami, de la calidad humana de esos jóvenes a quienes, debido al odio contra Cuba, se les niega el derecho hasta de ver a sus familiares.
Este domingo de junio, Roberto cumplirá 69 años de edad, de ellos una buena parte dedicados al periodismo, desde que en las imprentas habaneras, en la década del 50 del siglo XX, aprendía la magia de la tipografía, inundado del olor a plomo, hasta la computadora, el MODEM y el diseño digital, del que también se instruyó.
Como dije antes, no acostumbro ni es mi estilo publicar elogios, puede ser éste una excepción tan real como merecida. Confieso que me tomaré una cerveza a la salud de este periodista, hombre de permanente debate abierto…